Conocida como nopal en México y tuna en Argentina, esta planta cactácea ha sido por siglos parte esencial de la alimentación, la cultura y el paisaje de América Latina. En México, el nopal se ha convertido en símbolo de resiliencia y de innovación sustentable. Hoy, su potencial va mucho más allá de la cocina tradicional: impulsa cooperativas femeninas, revoluciona la industria textil y abre nuevas posibilidades de desarrollo sostenible. ¿Podría la tuna tener un rol similar en Argentina?
Un cultivo con historia y futuro en México
En la región de Milpa Alta, al sur de la Ciudad de México, Consuelo Lara lidera una cooperativa de mujeres que cultivan nopal orgánico. Heredó los campos de su padre hace ocho años y, desde entonces, ha impulsado una transformación profunda: no solo cultivan, sino que también procesan el nopal en jugos, mermeladas y polvos deshidratados, aprovechando sus propiedades nutricionales.
El camino no ha sido fácil. En un entorno tradicionalmente patriarcal, Consuelo ha enfrentado prejuicios por ser mujer y empresaria. Además, debe lidiar con precios inestables, competencia desleal y un mercado que aún no valora adecuadamente los productos orgánicos. Sin embargo, su apuesta por el valor agregado y la innovación ha dado frutos.
Del campo a la moda: cuero vegano de nopal
Mientras tanto, en Guadalajara, los emprendedores Adrián López y Marte Cásares han dado un paso revolucionario al desarrollar un cuero vegano hecho a base de fibra de nopal. Su material, compuesto en un 80% por nopal y con una base de algodón orgánico, ofrece una alternativa ecológica al cuero animal y al sintético. Es duradero, versátil y, sobre todo, sustentable.
Diseñadores jóvenes ya lo están utilizando en ropa, carteras y calzado, transformando la industria de la moda con una visión alineada al futuro del planeta.
El nopal como aliado ambiental y nutricional
El nopal no solo es una planta resistente, sino una verdadera aliada del medioambiente. Crece en suelos áridos y pobres, no requiere riego intensivo, y tiene la capacidad de absorber dióxido de carbono durante la noche. Además, sus beneficios nutricionales son sorprendentes: alto contenido en fibra, calcio, hierro, potasio, antioxidantes y vitaminas del complejo B.
¿Y en Argentina?
En nuestro país, la tuna crece de forma silvestre en muchas regiones semiáridas, especialmente en el noroeste y en zonas de Cuyo. Sin embargo, su potencial productivo está aún desaprovechado. Existen pequeños emprendimientos que la utilizan para producir dulces, miel, harinas o incluso cosméticos, pero falta una estrategia integral que promueva su cultivo como una alternativa económica, sustentable y adaptable al cambio climático.
Argentina podría mirar el modelo mexicano como una inspiración para:
- Impulsar cooperativas rurales, especialmente de mujeres
- Agregar valor a productos locales con identidad
- Fomentar el desarrollo de biomateriales para moda o calzado
- Revalorizar cultivos adaptados a zonas secas y de baja fertilidad
Conclusión: Una oportunidad verde para el futuro
La historia del nopal en México demuestra cómo un cultivo tradicional puede convertirse en motor de transformación social, económica y ecológica. En tiempos de cambio climático, crisis alimentarias y necesidad de modelos productivos más justos, quizás sea hora de mirar a la humilde tuna con otros ojos. No solo como un fruto exótico, sino como símbolo de soberanía, innovación y resiliencia.